Individualización y adaptación a las necesidades de cada persona.
Todos mis tratamientos son de carácter individual y se ajustan a las necesidades y particularidades de cada persona, priorizando los intereses y gustos personales para fomentar la motivación. Además, en la población infantil, utilizo el juego como medio de trabajo, ya que, además de aportar múltiples beneficios en el desarrollo global del niño, considero que a través de este se consolidan los cimientos necesarios para conseguir los objetivos terapéuticos propuestos.
Razonamiento clínico.
Siempre que he acudido a un especialista me ha gustado saber el porqué de aquello que me ocurría. Es una sensación muy placentera saber que puedes confiar en ese profesional porque es capaz de justificar clínicamente la sintomatología que presentas. Me gusta causar esa misma sensación en todos mis pacientes.
Encontrar una explicación clínica acerca de las dificultades que un paciente presenta y saber cuál es el origen del problema me permite descartar diagnósticos diferenciales y tomar las mejores decisiones a nivel terapéutico. Por ello, me mantengo continuamente actualizada a través de la realización de cursos y la lectura de artículos científicos.
Vocación y cariño.
La vocación que siento hacia mi profesión hace que ponga el corazón en todas mis terapias, ya que soy fiel creyente de que con delicadeza y cariño todo funciona mucho mejor.